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19/10/2006
DECLARACIóN DEL 2° CONGRESO DE AGRICULTORES EUROPEOS, ESTRASBURGO, 16 Y 17 DE OCTUBRE DE 2006
COPA-COGECA
Con motivo de su 2° “Congreso de Agricultores europeos”, celebrado en Estrasburgo, los agricultores y agricultoras han adoptado la siguiente declaración:

LA AGRICULTURA, IMPRESCINDIBLE PARA LA SOCIEDAD EUROPEA

La agricultura europea se caracteriza por la diversidad y sostenibilidad, tanto de sus productos alimenticios como de su producción de materias primas renovables y por la prestación de otros servicios, como la conservación del paisaje cultural y del medio ambiente. Es una parte importante de la economía global y un sector imprescindible para la sociedad europea.

Toda esta diversidad de servicios, tanto mercantiles como no, sólo podrá garantizarse a largo plazo si se remunera a los que trabajan en el sector agrario de manera acorde con los de los demás sectores de la economía, por todos los servicios que prestan a la sociedad.

La agricultura es la actividad económica más importante de las zonas rurales, y por consiguiente del 90% del territorio de la UE. Junto con sus sectores conexos proporciona más de 34 millones de puestos de trabajo y productos alimenticios de calidad. La agricultura desempeña igualmente un papel crucial en el mantenimiento de la competitividad de las zonas rurales. Al mismo tiempo, garantizar el relevo generacional en la agricultura contribuye a la realización de dicho objetivo.

LOS AGRICULTORES EUROPEOS Y SUS COOPERATIVAS PIDEN CONDICIONES COMERCIALES ESTABLES

El modelo europeo de agricultura está sometido a crecientes presiones en el mercado mundial en el que coexisten y compiten directamente entre sí diversas formas de agricultura. Mientras el mercado europeo se está abriendo aún más a los terceros países, los instrumentos existentes de gestión del mercado están siendo significativamente debilitados o abandonados, y a menudo, los nuevos instrumentos no gozan de la suficiente financiación.

Deben examinarse todas las medidas tomadas a escala de la UE y nacional, para determinar la influencia que pueden tener sobre la capacidad de la Unión europea de competir con éxito y sobre el impacto que pueden tener en el tejido económico y social de las zonas rurales. Las normas de producción sostenible deben determinarse globalmente a través de los órganos internacionales competentes.

En las negociaciones de la OMC, la Comisión debe salvaguardar absolutamente la actual política agraria de la UE, y no hacer concesiones que sobrepasen la última oferta de octubre de 2005. El modelo europeo de agricultura se ha mantenido por el pasado, gracias a la existencia del mercado único con protección externa, por lo que no debe socavarse en absoluto el funcionamiento de dicho modelo. Las cuestiones no comerciales deben recibir una mayor atención en las negociaciones de la OMC. La Comisión no debe aventurarse en las negociaciones bilaterales, sino concentrarse en conseguir un buen acuerdo en la OMC.

Debe aplicarse la decisión de los jefes de Estado y de gobierno de diciembre de 2005 sobre el mantenimiento del presupuesto dedicado a la política agraria de la UE, y no debe ser cuestionado con la revisión de las políticas de la UE en 2008/2009. La política agraria debe proporcionarles a los agricultores y a sus cooperativas el entorno estable que requieren para tomar sus decisiones a largo plazo. La modulación voluntaria del 20% es un paso hacia la renacionalización de la PAC, por lo que no debería retirarse, y también deberían aplicarse siempre algunos principios a las decisiones presupuestarias, particularmente que la PAC no debe renacionalizarse y que cualquier transferencia del primer pilar debe regirse por las mismas normas que la modulación existente.

Las ayudas financieras son importantes, pero al ser los agricultores y sus cooperativas empresarios orientados al mercado, lo que necesitan ante todo es un marco estable para tomar sus decisiones, que incluya una política de apoyo e instrumentos eficaces que completen sus propios esfuerzos para mejorar su competitividad.

Las empresas agrícolas aportan una contribución única e insustituible en la realización de los objetivos de Lisboa. Por consiguiente, en el marco de la política de desarrollo rural debe dársele la prioridad a la mejora de la competitividad del sector agroalimentario, sin olvidar la instalación de los jóvenes agricultores. Lo cual debe reflejarse tanto en las medidas diseñadas por los Estados miembros como en el presupuesto que se determine. También deben afrontarse las dificultades específicas de competitividad de los nuevos Estados miembros a través de medidas apropiadas.

Las cooperativas son unos de los actores más significativos que actúan en nombre de los agricultores y desempeñan un papel fundamental, creando y desarrollando nuevos productos y marcas con más valor añadido más elevado, así como reforzando la posición de los agricultores en el mercado para hacer frente a la concentración del sector de la gran distribución. Su contribución al desarrollo rural es substancial al servir de punto de encuentro entre los objetivos sociales, territoriales y económicos. Este modelo debe ser por tanto reforzado a través de una legislación específica y adecuada, con objeto de dinamizarlo para acometer los retos futuros.

La creciente concentración de la distribución de los productos agrícolas está debilitando la posición de los agricultores, por lo que debería seguir actuándose con nuestros asociados para restablecer el equilibrio en la cadena alimentaria y conseguir unas condiciones comerciales justas dentro de la misma. Lo cual debería hacerse de manera sencilla, práctica y fácilmente adaptable, centrándose tanto en el enfoque normativo (por ejemplo, legislación de la competencia, restricción del abuso de posición adquisitiva) como en los regímenes voluntarios (como por ejemplo, códigos de buenas prácticas, regímenes de seguro de calidad).

Las ayudas estatales para la promoción intracomunitaria de los productos agrícolas transformados o no son una contribución muy significativa para los agricultores europeos y sus cooperativas y deben mantenerse en el futuro. Lo mismo ocurre con las ayudas para los ganaderos y para la lucha contra las enfermedades sanitarias y fitosanitarias. La supresión de estas ayudas, así como de otras ayudas nacionales mermaría la competitividad de la agricultura europea. Independientemente de su tamaño, las cooperativas agrarias deberían poder acogerse igualmente a esas ayudas.

Los agricultores y las cooperativas de la UE deberían disponer de herramientas apropiadas que les permitan gestionar los riesgos y las crisis en la agricultura, para ayudarles a afrontar las futuras crisis de mercado, desastres naturales y las crisis relacionadas con la salud animal o la seguridad alimentaria. Entre otras cosas, éstas podrían incluir un seguro de cosecha eficaz.

LA REGULACIÓN DE LA AGRICULTURA DEBE SER APROPIADA

Más allá de la reforma, la política agraria europea debe simplificarse. Ahora bien, esta simplificación no debería desembocar en un ulterior debilitamiento o en una completa desregulación de la PAC. La transparencia de los pagos a la agricultura debe gestionarse de igual manera que todos los pagos del sector público, tanto a las personas físicas como jurídicas.

La competitividad de la agricultura depende mucho de cómo se lleven a la práctica los reglamentos europeos sobre la protección del medio ambiente. Los agricultores europeos y sus cooperativas apoyan la fijación de condiciones ecológicas de referencia significativas, que conserven y mejoren la calidad del medio ambiente europeo, pero rechazan la introducción de requisitos que no permitirían la práctica eficaz de la agricultura.

A la hora de enmendar la directiva de la UE sobre los productos fitosanitarios, debe tenerse en cuenta que deben establecerse criterios claros de aprobación y asegurarse de que los productores europeos tienen acceso a un número suficiente de sustancias activas.

Por lo relativo a la ganadería, las medidas que apuntan a mejorar el bienestar de los animales, que gozan del apoyo de principio del sector agrario, y a condición de que se regulen en general sobre la base de criterios científicos. Debe tenerse en cuenta la competitividad internacional. Por otra parte, no se consideran apropiadas las normativas particulares aplicadas a algunas especies a nivel individual. También debe tenerse en cuenta la competitividad internacional.

LA POLITICA DE MERCADOS AGRÍCOLAS DEBE SEGUIR DESEMPEÑANDO UN PAPEL EFICAZ EN LOS DIFERENTES MERCADOS SECTORIALES

Incluso después de la reforma de la política agraria de 2003, la Comisión europea debe seguir asumiendo su responsabilidad de estabilizar los mercados agrícolas europeos, lo cual supone que mantenga las medidas de intervención para compensar las mayores fluctuaciones de la producción (por ej. cereales, vino, frutas y hortalizas, leche y carne de vacuno).

Las próximas reformas de las organizaciones de mercado del vino y de las frutas y hortalizas deben apuntar particularmente a incrementar la competitividad de los productores europeos y su cuota de mercado, al tiempo que se respetan las especificidades y necesidades financieras de estos importantes sectores europeos, dentro de los condicionantes presupuestarios actuales. Deben tenerse en cuenta los efectos de la ampliación de la UE.

Los productores de leche deben poder adaptarse a las evoluciones del mercado a largo plazo. La Comisión debe presentar propuestas apropiadas sobre el futuro de la política europea del mercado de la leche, para garantizar el desarrollo de una renta estable para los productores de leche europeos.

DEBE PRESTARSE UNA ESPECIAL ATENCIÓN A LA INVESTIGACIÓN Y AL DESARROLLO AGRARIO

Los agricultores europeos y sus cooperativas acogen favorablemente el enfoque que ha tomado la Comisión Europea sobre la política de investigación, en el 7° programa marco de investigación, y piden que se pongan a disposición suficientes fondos para la investigación. Todas las cooperativas agrarias deben poder participar igualmente de manera prioritaria en los proyectos de investigación establecidos dentro de dicho marco y beneficiarse de sus resultados. Debe dársele una mayor importancia a la difusión y a la aplicación práctica de los resultados de la investigación.

Los responsables políticos deben establecer igualmente un marco fiable para la biotecnología verde. Los consumidores y los productores deben seguir disponiendo a largo plazo de la libertad de elección y debe garantizarse la coexistencia de los cultivos si se demuestra que es factible: OGM, convencionales y ecológicos, para no perturbar de ninguna manera la posición en el mercado de los agricultores y de sus cooperativas.

La agricultura europea no debe desaprovechar las oportunidades que brinda la biotecnología y la biociencia, siendo de particular importancia las materias primas renovables. Debe fomentarse la producción de materias primas renovables, que contribuyen de manera significativa al mantenimiento de la política energética de la UE y a la protección del clima, a través de la cohesión de las políticas de la UE y de las políticas nacionales.

LOS AGRICULTORES EUROPEOS Y SUS COOPERATIVAS ESTÁN DISPUESTOS A ACOMETER EL RETO

Los agricultores son conscientes de que son un eslabón crucial en la cadena agroalimentaria y seguirán haciendo todos los esfuerzos necesarios en el futuro para mejorar la calidad de sus productos, ya se trate de productos alimenticios o de materias primas renovables, y para que la producción sea cada vez más sostenible. Es particularmente importante garantizar y apoyar la plena transparencia de los procedimientos de producción y la total trazabilidad de los productos. Los agricultores seguirán organizándose a través de sus cooperativas para mejorar el valor de sus productos y para crear más valor añadido.

Los agricultores europeos están resueltos a afrontar los desafíos económicos y a hacer todo lo que esté a su alcance para incrementar su competitividad. Son empresarios cuyo éxito con su empresa agraria depende de la evolución del mercado, de su propia formación y conocimientos y de un gran número de decisiones políticas tomadas en distintos ámbitos. Seguirán mejorando la rentabilidad de sus empresas agrícolas.

La agricultura europea apoya toda tipo de medidas encaminadas a mejorar la calidad. Ahora bien, en la medida en que las normas de producción inciden al alza en los costes, éstas deben fijarse prioritariamente a escala internacional.
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Las organizaciones colaboradoras del COPA y de la COGECA procedentes de los países que no son miembros de la Unión Europea (Islandia, Noruega, Suiza y Turquía) apoyan las demandas y quejas expuestas en la presente Declaración por las 73 organizaciones miembros del COPA y de la COGECA, así como por sus 5 organizaciones asociadas de Rumania y de Bulgaria. Adhieren a las principales tesis, pero únicamente por lo relativo a las orientaciones generales recogidas en la misma y se inscriben resueltamente en el enfoque global de desarrollo sostenible.
 
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